07 abril 2010

Misión abortada

(He dejado de postear con frecuencia porque el inicio de clases resultó arrollador. Aquí los dejó con algo nuevo para contentarlos mientras tanto, aunque yo sea el único lector).

Iba a ser un viaje difícil, yo y mi camarada nos preparábamos para una misión de vida o muerte. Necesitaba ponerle un fin simbólico a la guerra inútil contra el desamor de la Hechicera.
Misión de vida porque buscaba salvar al menos un recuerdo; de muerte, porque destruiría mi dignidad.
Sentía necesario devolverle el tesoro nocturno del que nacieron sus encantos, ese disco negro que sonaba en mi mente. Para así librarme de su hechizo.

Y decidido ya, le pedí consejo a la Diosa acerca de la misión. Ella, tan hermosa y tan sabia, me dijo sin miramientos: "Eso sería rebajarte demasiado". La misión no tenía sentido. Yo le creo a la Diosa, cómo no creerle.    

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